En el desarrollo de nuestros hijos la comunicación es fundamental. Las palabras que utilizamos pueden influir mucho en su confianza en sí mismos y en su forma de ver el mundo. Por eso es fundamental prestar atención a las frases que decimos delante de ellos. En este artículo descubriremos tres frases que definitivamente no debes decirle a tu hijo, según el consejo de un neuropsicólogo.
1. «Eres malo»
Puede resultar tentador etiquetar a un niño como «travieso» cuando ha hecho algo mal o ha cometido un error. Sin embargo, debemos evitar poner esta etiqueta a un joven en crecimiento. De hecho, este tipo de sentencia puede tener consecuencias perjudiciales para su autoestima y su percepción de sí mismo.
El peligro del etiquetado
Un neuropsicólogo advierte de los peligros de etiquetar a los niños. Explica que cuando le decimos a un niño que es travieso, corremos el riesgo de crear en él una “profecía autocumplida”. Es decir, el niño podría acabar creyendo que es verdaderamente travieso, lo que le llevará a adoptar conductas negativas para confirmar esta etiqueta.
¿Qué decir en su lugar?
Cuando un niño actúa mal, es importante hacerle entender que son sus acciones las que son inapropiadas, no él como individuo. En lugar de decir “eres malo”, podemos por ejemplo optar por una frase más constructiva como: “ Tu comportamiento no es apropiado. » De esta forma, el niño aprende a distinguir su acción de su persona.
2. «Me decepcionas»
Expresar decepción por el comportamiento de un niño puede parecer natural para un padre, pero resulta que esta frase puede causar daños a largo plazo. Podría generar un sentimiento de culpa o vergüenza en el niño, que entonces buscará a toda costa evitar volver a decepcionarse.
El impacto en la autoestima
Al decirle a un niño que nos decepciona, corremos el riesgo de generar en él un sentimiento de insuficiencia. Se sentirá incapaz de cumplir con las expectativas y tendrá dificultades para desarrollar una buena autoestima. Las consecuencias podrían ser desastrosas psicológicamente..
Una alternativa menos dañina
En lugar de decir “me decepcionas”, el neuropsicólogo sugiere expresar tus sentimientos sin cuestionar el valor personal del niño. Por lo tanto, podemos optar por utilizar frases como “ Ojalá hubieras hecho este esfuerzo“. De esta forma, animamos al niño a pensar en su comportamiento sin hacerle daño.
3. «¿Por qué no puedes ser como tu hermano (o hermana)?» »
Es normal que los padres en ocasiones comparen a sus hijos entre sí, pero conviene evitar hacerlo delante de ellos. Cada niño tiene sus fortalezas y debilidades, y al compararlos constantemente con su hermano o hermana, corremos el riesgo de crear un sentimiento de inferioridad.
Los peligros de la comparación
El neuropsicólogo explica que comparar a un niño con otro hace que se sienta menos apreciado y menos querido por lo que realmente es. También puede desarrollar sentimientos de celos y rivalidad hacia su hermano o hermana, lo que podría dañar sus relaciones a largo plazo.
Cómo abordar las diferencias
En lugar de resaltar las diferencias entre los niños, es mejor aceptarlas y enfatizar sus respectivas cualidades. En lugar de decir » ¿Por qué no puedes ser como tu hermano (o tu hermana)?“, más bien podríamos mencionar los éxitos y avances de cada niño individualmente, ayudándolos a valorar sus propios talentos y habilidades.
Para concluir, es fundamental estar atento a las palabras que se utilizan con los niños en crecimiento. Evitar estas tres frases y brindar una comunicación afectuosa y positiva con tu hijo contribuirá en gran medida a su desarrollo emocional y cognitivo. La neuropsicología nos anima a revisar nuestras formas de comunicarnos como padres y a implementar enfoques constructivos para ayudar a nuestro hijo a crecer de forma equilibrada y feliz.