Muchos de nosotros ya hemos pasado por esta experiencia: después de una noche de dormir ocho horas, suena la alarma y aún así nos sentimos cansados. ¿Cómo puedes estar exhausto cuando acabas de pasar una noche entera durmiendo? Varios factores puede explicar este fenómeno común. Aquí hay algunos aspectos a considerar.
Ciclos de sueño
En primer lugar, debes saber que nuestro cuerpo pasa por varias fases durante el sueño nocturno. Un ciclo habitual incluye cinco etapas, algunas de las cuales son cruciales para lograr un descanso completo. Si un ciclo se interrumpe o altera, puede hacer que siempre te sientas cansado al despertar.
Las fases del sueño profundo y paradójico
Las dos etapas esenciales de las que no debemos privarnos son las del sueño profundo y paradójico. Durante estos periodos, nuestro cuerpo trabaja activamente para regenerar nuestras células, liberar hormonas importantes y consolidar nuestra memoria. Por tanto, es imprescindible cruzarlos todos para estar verdaderamente descansados.
Influencia de las interrupciones nocturnas
Sin embargo, existen diferentes elementos que pueden alterar la calidad de nuestro sueño e impedir que lleguemos a estas famosas fases profundas y paradójicas. Por ejemplo, un ambiente ruidoso, una luz en el dormitorio o incluso una almohada incómoda pueden provocar interrupciones en la noche. Cuanto más despierto estés durante la noche, más difícil te resultará sentirte descansado por la mañana.
la deshidratacion
Otro factor sorprendente que puede contribuir a sentir cansancio es deshidración. De hecho, como nuestro cuerpo pierde agua de forma natural durante la noche (al respirar, al sudar), es importante compensar esta pérdida bebiendo lo suficiente antes de acostarse. La deshidratación leve puede provocar dolores de cabeza, mareos y somnolencia.
Efectividad de las bebidas hidratantes
Para evitar este problema de deshidratación, se recomienda favorecer bebidas hidratantes como agua, leche o infusiones sin teína. Las personas que necesiten probar un poco pueden optar por zumos de frutas diluidos en agua o infusiones de aromas variados.
Productos interesantes
Por el contrario, también debemos tener cuidado de no consumir productos que tiendan a excitar nuestro sistema nervioso. El consumo excesivo de bebidas que contienen cafeína o teína, por ejemplo, podría alterar nuestra rutina de sueño e impedirnos pasar a fases profundas y beneficiosas.
Tiempos de consumo
Para evitar este efecto contrario, la idea es, por tanto, limitar la consumo de productos interesantes unas horas antes de acostarse. Esto no significa que debamos eliminar por completo el café o el té de nuestra vida diaria, sino más bien ser conscientes de cuándo los consumimos. Asimismo, ciertos alimentos como el chocolate amargo o los refrescos pueden contener cantidades sorprendentes de cafeína y también deben consumirse con moderación.
El impacto de las pantallas
Último elemento importante a tener en cuenta: las pantallas de nuestros dispositivos digitales. La mayoría de nosotros hemos adquirido el hábito de revisar nuestro teléfono justo antes de irnos a dormir, pero esto puede interferir seriamente con el descanso que queremos.
Papel de los ritmos circadianos
Las pantallas emiten luz azul que tiene la capacidad de alterar nuestros ritmos circadianos (ciclos naturales del sueño). La exposición a esta luz artificial engaña a nuestro cerebro haciéndole creer que el amanecer llegará más temprano e impulsa a nuestro cuerpo a una fase de despertar, cuando realmente necesitamos dormir unas horas más.
Consejos para desconectar
Para resolver este problema de sobreexposición de las pantallas, existen varias soluciones sencillas de implementar. Por ejemplo, podríamos establecer un rutina antes de dormir, sin teléfono, tableta o televisión. Puedes optar por leer un libro, escribir en un diario o incluso realizar ejercicios de relajación. Esto no sólo mejoraría nuestras condiciones de sueño sino que también nos permitiría disfrutar plenamente de este momento de relajación.
En resumen, está claro que diferentes factores pueden explicar por qué nos sentimos cansados a pesar de pasar ocho horas bajo el edredón. Los trastornos del sueño, la deshidratación, los productos excitantes y la influencia nociva de las pantallas forman parte de una lista que debería animarnos a revisar ciertos hábitos diarios. Cada uno de estos elementos merece una atención especial para encontrar una verdadera sensación de descanso al levantarse de la cama.